Condiciones para el descenso de la Luz de Gracia, según Ramalinga
"Oh Amor Supremo, Tú has alquimizado mi cuerpo con la luz de Gracia" – Swami Ramalinga, Thiruarupta, cap. VI.
Swami Ramalinga (1823-1874) es un Siddha moderno que logró el "soruba samadhi", la completa divinización incluso del cuerpo físico. Escribió innumerables cantos y poemas, recogidos en su obra Thiruarupta, en los que habla de su rara realización espiritual. Él invoca a la Luz de Gracia del Divino y la hace responsable de su transformación a todos los niveles.
Los siguientes textos están traducidos del libro An introduction to the philosophy of Ramalinga Swami (1), de C. Srinivasan. El autor describe las condiciones que hacen posible el descenso y la actuación de esta Luz de Gracia en el devoto, tal como lo describe Ramalinga en sus poemas:
"¿Qué es esta luz que convierte este cuerpo mortal en un cuerpo de luz? Es sólo la Luz de la Gracia Suprema la que puede transformar este cuerpo humano en el cuerpo purificado de luz.
Aquí el Swami establece el principio fundamental de su filosofía. Dice que el Dios Supremo le concedió un elixir de sabiduría para convertir el cuerpo mortal en un cuerpo de luz.
Este se llama el principio de la Luz que es el único que puede salvar este cuerpo de la descomposición. Hay dos aspectos importantes de este principio: uno es la reverencia universal por la vida, paropakaram, y el otro es la meditación devocional, satvicharam. El Swami señala repetidamente que si uno es capaz de realizar el primer aspecto más importante del principio de la Luz, la Gracia estará fácilmente inmanente en él.
Todos los seres vivos son manifestaciones de Dios. Él está presente en forma de vida en ellos. En otras palabras, la vida en lo animado es una fracción de la luz de la Gracia Suprema.
Dios está presente en todos los seres vivos y todos ellos están en Dios. Al comprender esto uno debería hacer el bien a todos los seres vivos. Esto lo llevará a uno a la disciplina del alma, donde la vida de todas las criaturas, desde el enorme elefante hasta una pequeña mosca, es el templo de Dios. El Divino es la luz interna o la vida en ellos.
Al desarrollar el amor, la compasión y la misericordia por todas estas criaturas vivas, se puede obtener una comunión espiritual universal. En este privilegio de amor universal y de comunión espiritual universal, la Gracia del Dios Supremo amanecerá en la forma de la luz de la Gracia. La saturación de este amor universal y la manifestación de la comunión espiritual universal son, según el Swami, la verdadera forma de adoración. La Gracia es la misericordia de Dios. Se manifiesta en Dios. La compasión es la misericordia del alma que se encuentra en los seres humanos. Desarrollando la misericordia del alma en la que Dios está presente, se puede realizar la misericordia de Dios. Extendiendo el símil, se puede inferir que de una chispa de luz se puede obtener una luz radiante mayor.
El otro aspecto del principio de la luz es la devoción ardiente por Dios. Aquí nuevamente el amor de Dios debe realzarse y agrandarse. Pensar perpetuamente en Dios y orar por su Gracia enriquece gradualmente al aspirante con las chispas de la Gracia Suprema.
Uno tiene que pensar y pensar incesantemente, hasta que sienta y sienta, hasta que se derrita y se derrita, hasta que el amor por Dios lo llene. A medida que el amor llena y llena, el aspirante al estado de unión estalla en lágrimas. A medida que las glándulas lagrimales se inundan profusamente, el cuerpo se humedece por el desbordamiento. Cuando esto se repite y se repite ininterrumpidamente, el corazón late y la boca solloza la alabanza al Dios Supremo. Este es el tipo de espiritualismo emocional que se necesita para la oración en este momento.
Cuando esto se logre, es seguro que descenderá la Gracia de Dios. La Luz de la Gracia no sólo ilumina al aspirante, sino que deja a un lado a la inevitable muerte. En otras palabras, se realiza la conquista de la muerte (ya que el cuerpo mortal se convertirá en un cuerpo inmortal). De ahí que el Swami proclame a toda la humanidad que este es el momento más propicio para entrar en la vida Divina. Agrega que no exagera ni dice mentiras y jura que esto es cierto y ciento por ciento cierto.
El aspirante piensa en la grandeza de Dios y la pequeñez de su ser. Piensa en la naturaleza transitoria del mundo y de los objetos mundanos y en la verdad de Dios y del Alma. Él es consciente de la Gracia generosa y su flujo benévolo en el individuo amoroso. Los dolores del hambre, la enfermedad y la pobreza de la mayoría de la humanidad y el miedo a la muerte atormentan su propia vida. Tiembla ante las fuerzas de la lujuria y los grilletes que no sólo cubren y ocultan la grandeza del alma sino que la empujan al océano de los deseos. Los sufrimientos de los pobres y el horror de los poderosos tocan sus mismos nervios. Por eso, piensa en Dios Supremo para redimir las miserias de la vida, y en sus oraciones encuentra consuelo y solución. De ahí que la compasión universal y el servicio espontáneo al prójimo y el amor intuitivo a Dios sean los mejores métodos para empaparse de la misericordia de Dios, que no es más que amor.
La secreta satisfacción de servir a Dios sirviendo a la multitud de organismos vivos en los que Dios se manifiesta, y las oraciones ardientes por la misericordia de Dios conducen al aspirante a la comunión espiritual universal. Esta práctica de pensar en Dios siempre e incesantemente y de orar por Su Gracia con asiduidad y cariño, enciende un calor reconfortante en el cuerpo del aspirante. Sin conocer este secreto, los sabios y videntes de antaño se sometieron a severas penitencias y meditaron durante cientos de años solo para obtener este calor. Este calor puro que no es medible con el termómetro clínico se desarrolla gradualmente. Ahora, cuando la comunión espiritual universal y el calor sagrado crecen más y más, el cuerpo y el alma del aspirante están casi preparados para recibir la Gracia de Dios. En el estado de ánimo de fusión y en el sentimiento emocional de amor por Dios, la Gracia del Dios Supremo desciende en forma de luz."
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1. Existe una traducción del libro al castellano, titulada "Introducción a la filosofía de Swami Ramalinga", publicada por Editorial Vettaveli.