La Verdad fluye de Mí igual que la luz irradia del sol y la fragancia emana de una flor. A veces se precipita y lo envuelve todo, retumbando y rugiendo, agitando y despertando al mundo hacia el verdadero significado de la vida. Lleno y emociono al mundo entero con esta única verdad de libertad, Mi Divinidad.
Soy ese Ser Supremo ante cuya magnitud los soles y las lunas y todos sus sistemas aparecen como motas insignificantes en el océano, y ante cuya gloria el espacio se funde en la nada, el tiempo se desvanece en no-existencia y la causalidad mengua en vacío.
Soy la armonía interna del universo en la quietud serena del alma.
En mi presencia todos los infiernos y todos los cielos son borrados en una nada imprecisa, y el universo entero es una mera burbuja siempre a punto de estallar. La noche y el día se disuelven por sí mismos, los pares de opuestos se desvanecen, la esclavitud de la materia es rota, el nombre y la forma se evaporan y el cosmos entero se derrite como un sueño, y yo Mismo soy la eterna y la siempre permanente Realidad, el Ser glorioso, majestuoso, infinito e independiente.