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Tantra, el tejido de la consciencia
por Nityananda
El Tantra es la parte más reciente del Yoga, se empezó a desarrollar
en India en el siglo V d.C. La cosa nació más o menos así: conforme
avanzábamos en lo que se llama la Kali Yuga, la Edad Oscura actual,
los Siddhas, los maestros realizados del Yoga, descubrieron que
cada vez era más difícil para las personas la meditación, la concentración.
Todo el mundo estaba agitado. Así que las técnicas (y las filosofías
detrás de ellas) que hasta ahora funcionaban, ¡ya no servían!
Había que buscar otras.
El Yoga clásico, tal como lo refleja Patanjali en sus Yoga Sutras
(siglo II a.C.), busca el principio puro de la consciencia, separado
de la Naturaleza y sus manifestaciones. El yogui se concentraba
en negar la realidad (“Neti, neti” – “no es eso, no es eso”) de
los fenómenos impermanentes – el mundo, en definitiva. En esta
obra no hay mención alguna a Kundalini o al manejo de la energía,
ya que ella forma parte de lo impermanente. Tampoco se mencionan
los chakras (centros sutiles de consciencia) ni cómo activarlos;
lo que se enfatiza es la concentración mental, en busca de la
experiencia final de la consciencia pura, desligada de lo fenoménico.
El Yoga clásico propone el ascetismo, lo que supone quitar los
sentidos físicos de en medio, como fuentes principales de distracción
para el yogui. Este camino resulta muy útil si uno se retira al
desierto, a un monasterio o a una cueva de los Himalayas, eliminando
en lo posible toda fuente de distracción sensorial. El enfoque
opuesto al ascetismo sería el tantrismo: en vez de retirar los
sentidos físicos, incluyámoslos en nuestra práctica espiritual
– dijeron los Siddhas. En vez de ignorar la energía, ¡utilicémosla!
Todo sirve en el Tantra, todo es utilizado e incluido en la práctica
espiritual. De hecho, la palabra “Tantra” significa “telar” o
“red”. ¡Todo está entretejido y enlazado! ¿Por qué separar entre
“divino” o “no divino”, si la Divinidad está igualmente presente
en todo?
Así que el tantra, como camino espiritual, es muy útil si uno
no se retira del mundo – todos pueden hacerlo, incluso los hombres
de hogar, con familia (y mujeres, por supuesto). El Tantra es
un enfoque que valora el aspecto dinámico o femenino de la Divinidad:
la energía divina que da forma a todas las cosas (Shakti), y no
sólo Su aspecto estático o masculino, la consciencia (Shiva) –
enfatizada en el Yoga clásico.
Concentrando las energías
El método tántrico persigue la misma meta que el Yoga clásico,
llegar a la consciencia pura no dual, anclada en el gozo y en
la paz del Ser, que no es arrastrada por los fenómenos impermanentes.
Y nuestro mayor aliado para ello es… la misma energía Divina que
crea estos fenómenos. Los Siddhas dicen: “lo mismo que nos hace
tropezar nos ayuda a levantarnos”. Así que el planteamiento tántrico
es muy energético. Aparece el Yoga Kundalini, trabajando con la
energía primordial que se esconde en cada ser humano, capaz de
conducirle a estados superiores de consciencia. Surge el libro
Hatha Yoga Pradipika (siglo XV d.C.), que ofrece abiertamente
técnicas de asanas, pranayamas, técnicas para activar los chakras
y la energía Kundalini… el enfoque es, en vez de usar la mente,
trabajemos la energía vital responsable del funcionamiento del
cuerpo y la mente, y de esta forma, indirectamente, podremos trabajar
sobre la mente y sus estados de consciencia, algo que ya no se
puede hacer desde la mera concentración mental.
Los yoguis descubrieron que tenemos siete centros sutiles de consciencia,
a lo largo de nuestra columna vertebral, cada uno de ellos asociado
a un estado de consciencia. Y descubrieron que si podemos concentrar
nuestra energía vital en los centros superiores, en lo alto de
la cabeza, podemos experimentar estados elevados de consciencia.
Y los yoguis pensaron… ¿cuál es la energía vitalmente más poderosa
que tiene el hombre?... ¿Adivinas cuál?
Sí, el sexo es tal energía. De modo que todo el Yoga tántrico,
el Yoga Kundalini, trata de concentrar esta preciosa energía en
los centros superiores de consciencia, para activarlos. Hablamos
de “transmutación” energética. Hablamos de alquimia (la real,
no la “alquimia vulgar de los tontos”, como dicen los propios
alquimistas), de transmutar el plomo de las pasiones en el oro
de la espiritualidad. El Taoísmo, en China, también trata de esto,
al igual que muchas otras tradiciones espirituales verdaderas
(¿qué significa si no “Quetzalcoatl”, la serpiente emplumada en
México, sino la espiritualización de la energía vital?).
Así que la meta de las diferentes herramientas que ofrece el Tantra,
las asanas, los pranayamas, los cierres musculares, los mantras,
etc. es la transmutación de la energía vital en energía espiritual
y la apertura de los centros de consciencia. Y con ello abrir
las puertas del cielo, experimentar los estados elevados de consciencia,
buscando la comunión irrevocable con el Absoluto y la consciencia
pura o cósmica – en realidad volver a casa.
Mucho más que sexo
En Occidente, igual que se entiende por “Yoga” la práctica de
posturas, ahora se entiende por “Tantra” la práctica sexual yóguica.
Se ofrecen talleres de Tantra, en busca del super-orgasmo, sin
limitaciones conceptuales ni emocionales. ¡Pero el Tantra lo incluye
todo! El trabajo, la comida, las relaciones… es el tejido de la
vida, con o sin sexo. De hecho, por ejemplo, en el Kriya Yoga
de Babaji tenemos 144 técnicas o kriyas, y apenas dos o tres de
ellas tienen que ver con el sexo. Todas tiene que ver, sin embargo,
con el desarrollo de la consciencia.
El camino del Tantra busca el desarrollo de la consciencia, el
Ser, en medio de todo el tejido de los fenómenos cotidianos: estando
totalmente presente en ellos… pero sin ser arrastrado por ellos.
Los Siddhas consideran el acto sexual como un acto sagrado que,
realizado desde la consciencia, permite traer un alma elevada
a este mundo, o bien la transmutación en pareja de la energía
vital en energía espiritual – el mejor regalo que un amante puede
hacer a su pareja. Eso implica, por parte del hombre, mantener
la actitud del testigo, sin pérdida de fluidos por su parte. ¡El
yogui utiliza el sexo como herramienta de transformación, no es
utilizado por él!
Esto es ciertamente un desafío, igual que todo en la vida es un
desafío constante para la consciencia del testigo, que sólo mantiene
su paz y su gozo mientras no es arrastrada por los torbellinos
de la vida, al identificarse con ellos. Mi profesor llama a este
juego “el juego de la consciencia” – el único juego en el que
siempre ganas… mientras no te olvides de practicarlo.
El Siddha Tirumular define al Siddha, al yogui realizado, como
aquél que puede retener a voluntad la respiración, el pensamiento
y el semen (la retención de la respiración a voluntad implica
poder entrar en el estado de samadhi o trance yóguico – señal
del yogui con realización).
La imagen de Kali, danzando en frenesí sobre Shiva, su consorte
impávido, ilustra este punto:
Esta imagen muestra la postura tántrica, no sólo en el sexo, sino
también en la vida: el yogui realizado se convierte en el testigo
de la danza de la Creación, de la Energía Divina, viendo la manifestación
divina por igual en todo lo que le rodea - el tejido de la vida
- sin ser arrastrado, sin embargo, por ese torbellino cambiante
de los fenómenos. ¡Esto es el verdadero Tantra!
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