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    Mataji y su meditación nocturna
    Nityananda

     


    Mataji, la compañera espiritual de Babaji, es una figura misteriosa de la que poco se sabe, aparte de las menciones que aparecen en "Autobiografía de un yogui" o "La voz de Babaji".

    En India es común que los santos (incluso las divinidades) aparezcan en una forma masculina y con su contrapartida femenina. El aspecto masculino es como Shiva, el principio de la consciencia, y el femenino es Shakti, la manifestación energética de ese principio. Igual que sucede con Shiva y Shakti, el principio masculino adora al principio femenino de la energía, y el principio femenino adora al principio masculino de la consciencia.

    Se dice que Mataji tiene el mismo desarrollo espiritual que Babaji, pero ha elegido seguir el rol del discípulo, sirviendo a Babaji, su maestro. Así, ella es la encarnación del discípulo perfecto. Se dice que es más difícil encontrar un buen discípulo que un buen maestro. En la segunda iniciación uno puede recibir el mantra de Mataji y desarrollar una relación personal con ella, pudiendo convertirse en gurú del estudiante.

    Una famosa narración explica cómo Mataji consiguió que Babaji retuviera su cuerpo físico, para beneficio de todos los devotos. Este hecho se narra en "Autobiografía de un yogui" y en "La voz de Babaji":

    "A medianoche, repentinamente, Lahiri Mahasaya ordenó al eremita Ram Gopal Mazumdar que fuera solo, y de forma inmediata, al ghat Dasasamedh, en Benarés. La orden fue llevada a cabo con prontitud. Ram Gopal se sentó en ese aislado lugar, y tras un tiempo se quedó atónito al ver que una enorme losa de piedra se abría, revelando una cueva escondida, de la que salió Mataji, la hermana extática de Babaji, a través de un proceso yóguico de levitación. Poco después, Lahiri Mahasaya y el Kriya Paramgurú se materializaron. Los tres se postraron ante los pies de Babaji.

    Babaji: "Pienso despojarme de mi forma y zambullirme en el Infinito".

    Mataji: "Maestro, (suplicantemente) he vislumbrado tu plan. ¿Por qué tienes que dejar tu cuerpo?".

    Babaji: "Porque no hay diferencia entre ser visible o ser invisible".

    Mataji: "Gurú Deva, si no hay diferencia, por favor no deseches tu forma".

    ¡AUM! El amado Maestro consintió retener su cuerpo físico, que sería visible sólo a algunos escogidos. Así, una crisis de primer grado del movimiento del Kriya fue evitada mediante la intervención de la santa hermana. ¡Jai Mataji!"

    Mataji, la personificación de la compasión, consiguió así que Babaji bendijera a sus devotos preservando su cuerpo físico a través de las edades.


    Mataji en el ashram secreto de Badrinath

    En 1953 V.T. Neelakantan (uno de los autores de "La voz de Babaji") visitó el ashram secreto de Babaji en Badrinath, Himalayas, por la gracia de Babaji. El libro "Babaji y la tradición de Kriya Yoga de los 18 siddhas" recoge la descripción de Neelakantan de Mataji y de su trabajo en el ashram:

    "Entre los residentes del ashram se encontraba la hermana (la prima paterna) de Babaji, "Mataji Nagalakshmi Deviyar" (también llamada "Annai"). Llevaba un sari de algodón blanco con un borde verde y una larga banda roja encima y alrededor del cuello. Según V.T. Nilakantan es una mujer asombrosamente bella, de piel clara, constitución fina y más alta que su hermano. Su rostro es bastante alargado y de mejillas prominentes, y recuerda de frente el de Kashi, la discípula de Paramahansa Yogananda, y de perfil el de la esposa de Nilakantan.

    Annai Nagalakshmi Deviyar se encarga de organizar el ashram y atiende de distintos modos a los residentes. Supervisa la preparación de la una única comida, sencilla y vegetariana, la cual se sirve al mediodía. La comida favorece el estilo de vida yóguico del ashram. Se ocupa especialmente de cuidar una gran planta "tulasi" que se encuentra encima de un "pitam" o templo de algo más de un metro de alto. Adora todos los días a "Tulasi Devi", una gran devota del Señor Krishna. El Señor le concedió a Tulasi Devi la gracia de permanecer eternamente en su presencia como una sagrada planta tulasi en su morada celestial.

    El culto preferido de Annai es la adoración de los pies de su Señor, Babaji, en una ceremonia llamada "Pada Pusai". "Pada" significa "pies" y "pusai" significa adorar con flores. En esta ceremonia coloca amorosamente los pies de Babaji en una bandeja de plata, los lava y los unge con aceite de sésamo, polvo de semilla de mung, leche y otros perfumes o productos preciosos. Después decora los pies con "vibhuti" (cenizas del fuego del mantra yagna), "kumkuma" (polvo rojo de bermellón) y diversas flores que crecen en el ashram. Entre los discípulos de Babaji sólo Amman y Annai han logrado el estado inmortal del soruba samadhi (divinización incluso del cuerpo). Su logro refleja más que cualquier otra cosa la profundidad de su entrega a Dios, la meta suprema del Kriya Yoga."


    La sadhana de Mataji

    "Ahora que han superado las limitaciones de la conciencia del ego, ayudan a todos los que se lo piden. Annai en particular ayuda a los sadhaks de Kriya Yoga, durante la hora de meditación de medianoche, a limpiar la mente subconsciente utilizando la primera técnica de meditación que se enseña en la iniciación en Kriya Dhyana Yoga." Esto se conoce como "sadhana (práctica espiritual) de Annai", una práctica de meditación y de mantras que se realiza entre las 23:45 y las 0:45 horas.

    La purificación de la mente subconsciente o "chitta" es clave para la realización espiritual. Según algunos autores, la palabra "siddha" se deriva de la palabra "chitta". "Cittar" (pronunciado "Siddhar") en tamil. Un siddha sería aquél que es un maestro de la consciencia, aquél que ha purificado su chitta o subconsciente.

    La práctica de la primera técnica de meditación o Shuddi en ese momento es muy beneficiosa, ya que en esa hora próxima al sueño el subconsciente se activa, aflorando sus contenidos, de forma que pueden ser limpiados. También la práctica imprime en la mente el patrón del desapego, lo cual resulta útil para un sueño más reparador, cuando caemos en su inconsciencia. Y por último, es un buen momento para experimentar la gracia de Mataji, la madre divina.



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