Ganesha, el guardián del umbral
por Nityananda
La simbología hindú, utilizada a menudo por la tradición del Yoga, esconde profundas verdades espirituales a través de sus imágenes. Los Siddhas usaron estas imágenes en sus poemas, para transmitir conocimientos yóguicos ocultos. La imagen de Ganesha, con cuerpo humano y cabeza de elefante, es una de las más populares en India, y es muy rica, además, en significados y enseñanzas.
Ganesha personifica el aspecto de Dios que despeja los obstáculos para las empresas humanas, sean materiales o espirituales; es el Señor de todos los comienzos, cuya bendición los hace posible. Es también uno de los aspectos más accesibles del Divino; se dice que si le rezamos en la forma de Ganesha es fácil obtener una respuesta.
También representa el discernimiento y la prudencia. ¿Has visto a un elefante manejar su trompa? A pesar de ser tan voluminosa y fuerte, la mueve con un cuidado exquisito, sin dañar jamás con ella a los que tiene cerca.
Ganesha, se dice, está asociado al primer chakra, de modo que el sendero espiritual empieza con su bendición. Él despeja los obstáculos del karma para que puedas realizar tu misión en la vida.
Se le representa apoyado sobre un pie, manteniendo el otro en el aire, lo que significa que debemos tener un pie en el mundo y otro pie en la vida espiritual. De sus dos colmillos, uno lo tiene cortado; esto significa que no debemos caer en la dualidad del mundo, sino ver a la única Divinidad tras todos los acontecimientos.
La montura de Ganesha es una rata, que se desplaza de forma sigilosa e inadvertida: así es como trabaja la gracia de Dios, abriendo los caminos y las puertas sin que nos demos cuenta. Pero una rata también puede acabar con las cosechas almacenadas en los graneros, si no la mantenemos bajo control. De forma similar, el deseo descontrolado nos hace perder nuestras ganancias materiales y espirituales. ¿Cómo puede un elefante ir montado sobre una rata? Ganesha puede hacerlo, ya que, aunque disfruta de la vida, mantiene al deseo bajo control. Le encanta comer dulces; su gran vientre nos muestra que debemos digerir por igual todas las experiencias de la vida, sean placenteras o dolorosas. También disfruta danzando y tocando el tambor. El tambor representa el sonido cósmico Om; uno de los significados esotéricos de Ganesha es que es la imagen del Om, cuya sílaba en sánscrito parece el contorno de un elefante.
El origen de Ganesha es peculiar. Se dice que Parvati, la consorte de Shiva, deseaba tener un hijo que vigilara para que nadie la molestase cuando se bañaba, mientas su esposo estaba ausente en sus meditaciones. Así que modeló una figura humana con barro y le dio vida: Ganesha. Parvati fue a bañarse, y dejó a su hijo cumpliendo fielmente su trabajo de vigilante. Ocurrió que Shiva volvió a su hogar, y se encontró con Ganesha, que de ninguna forma le dejó pasar. Irritado, Shiva acabó con su vida cortándole la cabeza. Parvati, al descubrir lo sucedido, se enfadó sobremanera y le dijo a Shiva que había matado a su propio hijo. Shiva tomó la cabeza del primer ser que se encontró – un elefante – y se la puso al cuerpo de Ganesha, devolviéndole la vida. Desde entonces Ganesha mantiene esa forma, con la que es conocido y venerado.
Parvati es Shakti, la energía universal, y Shiva es la Consciencia universal o cósmica. Los hombres somos creados por la energía universal, pero para llegar a experimentar la consciencia pura, Shiva, debemos ser transformados. El ego humano debe ser sustituido por el discernimiento, representado en la cabeza del elefante, capaz de ver al Divino en medio de la realidad cotidiana – trascender la dualidad aparente por la visión del Uno.
La Divinidad en la forma de Ganesha nos da la sabiduría práctica para vivir en el mundo. Y, mientras mantenemos un pie en la tierra y desempeñamos hábilmente nuestro papel en la sociedad, nos da también la guía y bendición para nuestra empresa espiritual.